Un amor eterno y verdadero es difícil de encontrar por estos días. Y eso es justo lo que hace esta historia tan conmovedora.
Gordon y Norma Yeager eran la definición de almas gemelas. Tras 72 años de matrimonio, el miércoles pasado la pareja sufrió un accidente automovilístico y ambos fallecieron con una hora de diferencia, tomados de la mano mientras su vida se apagaba.
Los enamorados de Iowa se casaron el día que Norma se graduó de preuniversitario en 1939. Desde entonces rara vez se separaron y siempre fueron fieles al voto de "hasta que la muerte nos separe". "No puedo irme de este mundo antes que ella", decía Gordon. "Tengo que quedarme por ella". Y Norma sentía lo mismo. Así vivieron hasta el final.
Gordon era una persona sociable, amante de la diversión y la fiesta, mientras Norma era tímida, organizada y perfeccionista. Eran el uno para el otro. Según sus hijos, papá era "el alma de la familia" y mamá la que los mantenía unidos. Les sobreviven sus dos hijos, Donna y Dennis, 14 nietos, 29 bisnietos y un tataranieto.
Gordon y Norma Yeager eran la definición de almas gemelas. Tras 72 años de matrimonio, el miércoles pasado la pareja sufrió un accidente automovilístico y ambos fallecieron con una hora de diferencia, tomados de la mano mientras su vida se apagaba.
Los enamorados de Iowa se casaron el día que Norma se graduó de preuniversitario en 1939. Desde entonces rara vez se separaron y siempre fueron fieles al voto de "hasta que la muerte nos separe". "No puedo irme de este mundo antes que ella", decía Gordon. "Tengo que quedarme por ella". Y Norma sentía lo mismo. Así vivieron hasta el final.
Gordon era una persona sociable, amante de la diversión y la fiesta, mientras Norma era tímida, organizada y perfeccionista. Eran el uno para el otro. Según sus hijos, papá era "el alma de la familia" y mamá la que los mantenía unidos. Les sobreviven sus dos hijos, Donna y Dennis, 14 nietos, 29 bisnietos y un tataranieto.
Tras el accidente la pareja fue llevada de urgencia al hospital e internada en la misma habitación. Mientras yacían en terapia intensiva tomados de la mano, Gordon dejó de respirar. Pero el monitor de frecuencia cardíaca se mantuvo fuerte por los latidos de Norma. "Su corazón latía a través de él", dijo Dennis.
"Honestamente, tuvimos la suerte de que se marcharan juntos", dice su hija. "No imagino cómo hubiera sido si no". Norma, de 90 años, y Gordon, de 94, compartieron el mismo ataúd en su funeral tomados de la mano. Ambos serán cremados y sus cenizas mezcladas.
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