El presidente Felipe Calderón se reunirá con el Papa antes de que éste se retire a descansar del largo vuelo, ademas para no hacer el viaje demasiado largo, el Vaticano ha excluido al Distrito Federal, ubicada a 2.300 metros de altura. El Papa se trasladará en un papamóvil despresurizado y viajará sentado durante todos los recorridos. Se trata de la primera visita papal en siete años a dos países de lengua española de América Latina.
Benedicto XVI, a quien se ha visto cansado en sus últimos viajes, cumplirá a su regreso 85 años, la misma edad con la que falleció Juan Pablo II. A ello hay que añadir el problema de diabetes que padece.
Durante los seis días que permanecerá en América Latina, del 23 al 28 de marzo, el pontífice cumplirá un programa relativamente menos cargado, que tiene en cuenta su edad avanzada. El Papa será recibido el viernes por la tarde en el aeropuerto de León por el presidente de México, Felipe Calderón.
El papa alemán, que visitó por primera vez América Latina en 2007, en ocasión de la V Conferencia del CELAM celebrada en Brasil, quiere dar una respuesta al malestar manifestado por los creyentes, que se sienten olvidados tras la muerte de Juan Pablo II, quien realizó 26 viajes a América Latina, comenzando en 1979 por México.
Su visita, a pocos días de las elecciones presidenciales, ha suscitado malestar en algunos sectores políticos que la han considerado como una suerte de apoyo al gobernante Partido de Acción Nacional.
En Cuba, a donde llegará el lunes 26 y permanecerá hasta el 28 de marzo, Benedicto XVI se enfrentará a otros desafíos. Es el país menos católico del continente, que cuenta sólo con un 10% de católicos sobre 11,2 millones de habitantes, y con fuerte presencia de la llamada religión de la santería. El Papa, que visitará primero Santiago de Cuba y luego La Habana, se reunirá el 27 de marzo con el presidente Raúl Castro y no se excluye que en esa ocasión se entreviste en el Palacio de la Revolución con el carismático y anciano "Líder máximo", Fidel Castro.
La visita papal concluirá el 28 de marzo con una misa en la Plaza de la Revolución José Martí, con capacidad para un millón de personas, la misma donde Juan Pablo II reunió hace 14 años a una multitud tras haber pedido que "Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba".
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