jueves, 5 de enero de 2012

La revolución de las chanclas comenzo en Indonesia


 Varias asociaciones en favor de los derechos de los menores y tres escuelas en Indonesia han puesto en marcha una colecta masiva de chancletas, de todas tallas y colores, para solidarizarse con el menor y criticar el sistema judicial, al que acusan de abusivo con los más débiles, a raíz del caso de un chico que afrontaba una pena de cárcel por robar un par de sandalias usadas a un policía. estas sandalias son el nuevo símbolo con el que los pobres en Indonesia protestan contra los abusos de la justicia.
 En poco menos de par de horas miles de indonesios decidieron depositar, a título personal, sus sandalias ante las comisarías de Policía de todo el país para mostrar su indignación. "La gente está enfadada con la Policía, que no utiliza la perspectiva de los niños a la hora de llevarlos ante los tribunales por actos como este", denunció Budhi Kurniawan, portavoz de SOS Children's Villages en Indonesia y colaborador en la recolecta.
 Los zapatos recaudados serán enviados al sargento Ahmad Rusdi Harahap, propietario de las chinelas robadas y quien, a su vez, se enfrenta a cargos de abuso de autoridad tras golpear al chico, junto con dos compañeros, durante el interrogatorio. El hecho que ha desatado esta ola de malestar se remonta a noviembre de 2010, cuando en Palu, la capital de la provincia central de la isla de Célebes, un joven de 15 años hurtó al agente Harahap unas viejas chancletas blancas, el menor, identificado como A.A.L., fue golpeado por tres policías cuando era investigado sobre el robo, por el cual se enfrentaba a un máximo de cinco años de cárcel. Finalmente, los jueces sentenciaron que el menor no entrara en prisión, a pesar de hallarlo culpable por el hurto, y fuera devuelto en custodia a sus progenitores.
 Desde la caída del dictador Suharto en 1998, Indonesia ha vivido un proceso democratizador que se ha hecho notar en la libertad de expresión, el derecho a voto y otros avances. Sin embargo, el sistema judicial sigue presentando muchos errores que permiten que el robo de un par de chanclas pueda suponer una pena equivalente o incluso superior a una violación o a delitos por terrorismo.

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