El discurso de Rick Santorum, el candidato republicano que en los caucus de Iowa igualó al gran favorito Mitt Romney, gira en torno a varios puntos sólidos oposición al aborto, escolarización en casa así ha educado a sus siete hijos, rechazo del matrimonio gay y centralidad de la religión cristiana en la vida.
Y perfila su relato, esencial en las campañas estadounidenses, desde su familia; conecta con su público cuando habla de su hija Bella, que sufre una rara enfermedad genética conocida como síndrome de Edwards. La mitad de los niños que nacen con ella mueren antes de una semana de vida.
"Tengo una niña de tres años cuya vida ha sido siempre medida en días y semanas, pero aquí estoy yo. ¿Por qué? Porque siento que no sería un buen padre si no luchara por un país que puede ver en ella la dignidad", dijo Santorum en un discurso.
El candidato católico dice que la pequeña es quien le da fuerza para continuar. Los niños con síndrome de Edwards sufren un severo retraso en su crecimiento, así como malformaciones faciales y defectos cardiacos. Santorum la llevó consigo a un acto en Iowa, donde "tuvo muchas dificultades para respirar". No lo ha vuelto a hacer. La mitad de los niños con esta enfermedad mueren poco después de nacer y menos del 10% sobrevive más de un año. Los que superan la infancia, en cambio, pueden vivir hasta la edad adulta.
Hay quien critica que Santorum haga campaña con su hija enferma. Es una situación parecida a Sarah Palin, la precursora del movimiento radical del "Tea Party", que mostró a su hijo menor, con síndrome de Down, en algunos actos electorales. El hombre del "momentum" solo se ha referido a Bella en sus discursos y, a diferencia de otros candidatos, su mujer no viajo con él.
Sí lo hace su hija mayor Elizabeth, de 20 años. Ha aparcado por un tiempo sus estudios universitarios para ayudar a su padre, a quien anima a dormir regularmente y a llevar una dieta saludable. En el libro "Cartas a Gabriel", recuerdan una frase de Elizabeth cuando era pequeña, en 1996: "Este es mi hermano bebé, Gabriel; es un ángel". El pequeño había muerto pocas horas antes, a las dos horas de nacer. Rick Santorum y su esposa quisieron dormir aquella noche con su bebé, evitando así que lo llevasen a la morgue.
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