Atenas despertó hoy bajo una ligera y triste llovizna que parecía lamentar los destrozos causados el domingo durante los violentos disturbios, producidos tras la multitudinaria manifestación que cristalizó el descontento popular por la aprobación del acuerdo con la troika.
Una ira que no se veía en Atenas desde hace años, concretamente tres: cuando el asesinato del joven Alexis Grigorópulos a manos de la policía desembocó en una violenta revuelta juvenil.
Según los datos de los medios griegos, 48 edificios ardieron total o parcialmente, entre sedes bancarias, grandes tiendas y arcadas comerciales.
La pérdida más sentida es probablemente la del cine Attikon (1881), situado en un bello edificio neoclásico, que ardió durante horas alimentado por los cócteles molotov y el material inflamable de las butacas y los viejos rollos de películas.
Unos 150 negocios vieron también sus productos saqueados y los propietarios se afanaban por limpiar los destrozos y los cristales rotos al inicio de una semana que se prevé será un nuevo quebradero de cabeza para las aseguradoras y un nuevo agosto para los reponedores de lunas de escaparate.
"No podemos decir que estemos satisfechos de lo ocurrido en las últimas horas, en las que se han producido tantos desastres", dijo en una ambigua referencia a los disturbios y la aprobación del rescate, a la que también se ha opuesto una importante asociación policial, que reclama el arresto de la troika.
"Tampoco la sociedad está satisfecha y los rechaza totalmente ", añadió.
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