El presidente estadounidense, Barack Obama, presentó este lunes el presupuesto 2013 con un fuerte perfil electoral, que incluye alzas de impuestos a los más ricos e inversiones en infraestructuras, nueve meses antes de las presidenciales en las que intentará obtener un segundo mandato.
“Tenemos la opción. Podemos contentarnos con un país en el que algunas personas se las arreglan muy bien y todas las demás tienen dificultades. O podemos establecer una economía en la que todos tengan una oportunidad, en la que todos cumplan con su parte y todos estén sometidos a las mismas reglas, tanto Washington como Wall Street y la clase media”, afirmó el presidente Obama durante un discurso frente a estudiantes en Virginia.
En ese mismo momento, su gobierno difundía ese presupuesto de cerca de 3,8 billones de dólares, que se supone se empezará a aplicar el 1 de octubre y cuyo aspecto más destacable son las medidas de estímulo a la economía.
El equipo de Obama está entusiasmado por la caída de la tasa de desempleo de 8,7% a 8,3% en dos meses, señal esperada de una mejora tras la recesión de 2007-2009, que destruyó más de ocho millones de puestos de trabajo y contribuyó a ahondar el déficit público a niveles inéditos.
Este proyecto de ley prevé además un aumento del PIB de 2,7% en 2012 y de 3,0% en 2013, mucho más que las estimaciones del FMI.
También prevé que los bancos contribuyan de acuerdo con la responsabilidad que tuvieron en la crisis financiera de 2008 a través de una deducción extraordinaria que se supone aportará 61.000 millones de dólares en diez años.
En lo que atañe a los gastos, la propuesta destina más de 350.000 millones de dólares para estimular el empleo y 476.000 millones para infraestructuras.
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