Desde la víspera de las pasadas Navidades, el presidente de Alemania, Christian Wulff, vive sumido en un torbellino de acusaciones que alimentan la sospecha de que no acaba de entender lo que casa y lo que no con el ejercicio de su cargo.
El diario "Bild" publicó entonces que Wulff había recibido de un amigo un crédito para comprarse una casa en las afueras de Hannover, que posteriormente pagó con otro crédito concedido en condiciones muy favorables. Al enterarse de la publicacion de la historia por Bild, a Wulff dejo un mensaje amenazante en el contestador al redactor jefe del poderoso rotativo, Kai Diekmann.
Ahora la Fiscalía de Berlín ha abierto una investigación contra Wulff por presunto cohecho en la adquisición del vehículo particular que habitualmente conduce su esposa Bettina.
El matrimonio Wulff conduce desde el pasado verano de forma gratuita un Audi Q3, que recibieron dentro de la campaña de promoción del nuevo modelo varios meses antes de su comercialización. El abogado de Wulff, Gernot Lehr, negó categóricamente que el presidente y su mujer se pusieran al volante del vehículo el verano pasado. De hecho, Bettina Wulff adquirió por primera vez un Audi Q3 el 22 de diciembre de 2011, y pagó por él la cantidad indicada. mientras que el fabricante Audi, perteneciente al Grupo Volkswagen, declinó hacer declaraciones con el argumento de que no tiene por costumbre revelar detalles sobre las condiciones de compra de clientes privados.
Con este escándalo, que el presidente confiaba que estaría olvidado dentro de un año, según refirieron anónimamente después de su estallido algunos de sus colaboradores, el Palacio de Bellevue está viviendo escenas nunca vistas. La semana pasada, investigadores de la Fiscalía de Hannover registraron la oficina del portavoz del presidente, Olaf Glaeseker, en busca de pruebas en un proceso por sospechas de soborno y tráfico de influencias. Glaeseker dimitió tras la apertura de diligencias en su contra por presunto soborno y corrupción, relacionadas con sus contactos con hombres de negocios de Baja Sajonia.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha seguido un apoyo discreto a Wulff, un político al que veía como competidor dentro de la Unión Demócrata Cristiana y que, por ese motivo, aupó a la jefatura de Estado.
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